viernes, 21 de septiembre de 2012

La noche del insomne: Escena II

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Escena II: La Marioneta
Gemma: Hola Roberto, ¿Puedo entrar?
Gemman se queda quieta mirando fijamente a Roberto. Gemma está vacilando un poco entre entrar o quedarse en el rellano de la puerta.
Roberto: Hola Gemma. Entra, no te quedes ahí, tan...tan... Parada.
Gemma: Roberto, tengo muy malas noticias.
Roberto: ¿Qué? ¿Qué dices? ¿Qué te ha ocurrido?
Gemma: (Con indiferencia) A mí nada, es a ti ¿Te acuerdas de la analítica que te hiciste la semana pasada? Ya me han llegado los resultados.
Roberta: ¡Ay madre! ¿Qué tengo?
Gemma: (Con los ojos llorosos) Te quedan semanas, lo siento Roberto, lo siento de verdad... No sabes lo mucho que te voy a echar de menos.
Roberto: (Muy nervioso) ¡Uh! (Se le cae el vaso de agua al suelo) ¿¡Qué tengo!? (Se resvala y se da un golpe en sus partes contra un mueble)¡Ay, mis huevos! ¿Es por que tengo el derecho más grande que el izquierdo? ¡Dime, qué tengo! ¡Habla!
Gemma: (Llorando) Te mueres..(Enrabietada) Te mueres de ser tan tonto (Le pega un golpe en la cabeza) Estás muy sano Roberto. Debes de dejar de preocuparte, porque sino es cuando vas a tener problemas de salud.
Roberto: Pero. Pero. Pero, tú eres mala persona, ¿Cómo me haces esto? Se me han puesto de corbata. Eres una mala pécora.
Gemma: Lo siento Roberto, pero ya estoy cansada que cada dos por tres estés en mi consulta, me llames por teléfono o bajes a mi casa por tonterías. Estás muy sano, no seas tan pelmazo.
Roberto: Vade retro cacho puta. Lo has conseguido, voy a dejar de consultarte cosas. (Para sí mismo) ¡Anda la guarra!
Gemma: Lo que debes de hacer es olvidarte de tu hipocondría y ponerte a buscar una buena chica.
Roberto: ¿Cómo tú? ¡Eh!
Gemma: ¡Yo, yo, yo qué va! ¿Con una mujer? Si a mí me gusta mi marido.
Roberto: Si ya lo sé. Pero Manuel está un poco emparanoiado porqué dice que estás muy rara últimamente. Cosas suyas, seguro.
Gemma: Sólo es una buena amiga que no veo desde hace mucho tiempo y  como se tiene que ir de viaje una temporada. Además, casi todas mis amigas tienen hijos.
Roberto: ¿Quién ha hablado de una amiga?
Gemma: Yo no.
Roberto: ¡Pues náh! A joderse.
Gemma: ¡Roberto!
Roberto: Oye, que por lo menos tienes a la chica esa para salir de fiesta o llevártela a una pensión para hacer la tijera
Gemma: ¡Roberto, tú siempre tan agradable!
Roberto: Mira quién fue a hablar. Seguro que en la consulta les dirás a tus pacientes que ese bulto es un primo lejano suyo o que ese embarazo es un tumor.
Gemma: Lo siento, me he pasado antes. Pero entiéndeme, al final se hace pesado que a las dos de la mañana me llames para decirme que te duele el cuello.
Tocan el timbre, Roberto abre la puerta y saluda a su vecina Alicia (Una atractiva mujer que es modelo de lencería e ingeniera de caminos).
Alicia: Hola Roberto, ¿Puedo pasar?
Roberto: Claro, pasa, estás en tu casa.
Gemma: Hola Alicia, ¿Cómo estás?
Alicia: ¡Anda, tú por aquí! Genial ¿Y tú qué tal?
Gemma: Dándole la monserga al pesado de Roberto.
 Roberto: Oye, que estoy aquí.
Alicia: ¿Os acordáis de los vecinos del último que vendieron el piso?
Gemma: Sí que me acuerdo.
Roberto: ¡Hostias! Para no acordarme del marido, pedazo boca que tenía el tío, le pegaba un bocado a una esquina y abría un mercadona y ella una guarra que se intentó tirar a todos sus compañeros de curro.
Alicia: Pues no os imagináis lo que vi ayer.
Gemma: ¡Qué vistes tía! Dilo
Roberto: (Como si fuera un pijo) O sea tía. dinoslo que estamos en ascuas ¿Pero cómo podéis ser tan cotillas?
Gemma: Tú te callas, que seguro que también te interesa.
Alicia: Ayer vi al marido enrollándose.
Roberto: ¡Buaaa! ¿Y no se la engulló de un bocao?
Gemma: Tía, es normal que rehaga su vida.
Alicia: ¡Callaos! Que no me dejáis terminar de hablar. Se estaba liando con un hombre.
Roberto: Joder, si que lo tenía bien escondido el tío.
Gemma: No puede ser ¿Seguro que era él?
Alicia: Segurísimo, se me quedó el cuerpo.
Roberto: (Mira a Alicia de arriba a bajo y se dice msimo) Te metía to lo negro pa dentro.
Gemma: Los niños estarán muy confundidos.
Roberto: Mira como los pokémons.
Alicia: Eso de tener cuatro padres es un follón.
Roberto: Dinoslo tú. ¿Tus padres no estaban divorciados?
Alicia: Sí, pero mis padres no salieron con personas del mismo sexo, además, yo he salido una chica muy normal.
Gemma: (Para sí misma) Y muy puta.
Gemma: ¿Y, Alcia, Solo has venido a contarnos eso?
Alicia: A ti no, a Roberto, además tengo muchas cosas que contarle en privado.
Gemma: ¡Ah! Creía que venías a pedirle algo para llevarte a la boca.
Alicia: Frígida.
Roberto: Tranquilas que hay macho para todas.
Alicia: Tú cállate, que a ti no te quiere nadie.
Gemma: Bueno, yo me voy, que no quiero molestar.
Alicia: ¡Tú no molestas!
Roberto: A mí sí, después del mal trago que me ha hecho pasar.
Gemma: Si era broma.
Roberto: Pero que simpática que eres.
Alicia: Si es un ángel.
Roberto: Claro que es un ángel, tanta falta de sexo le ha amargado.
Gemma: Eres rencoroso. Ya vendrás, ya vendrás diciéndome que te duele aquí o allí.
Roberto: ¿Tú no te ibas ya?
Alicia: Roberto, compórtate y no seas tan crío.
Gemma: Déjalo, no ves que está desesperado para que me vaya, éste quiere meterte mano.
Alicia: Más quisiera él.
Gemma: Bueno, ahora sí que sí, me voy. Hasta luego chicos.
Roberto: Hasta luego moza.
Alicia: Adiós guapetona.
Gemma sale de escena y se quedan solos Alicia y Roberto.
Alicia: ¡Uff, pensaba que jamás se iría! Ahora que estamos solos podemos hablar tranquilamente sin la cotilla ésta.
Roberto se baja los pantalones
Alicia: ¿Qué haces? ¿Por qué te bajas los pantalones?
Roberto: No sé, tantas ganas tenías que se fuese Gemma, yo he pensado quéquerrías hablarle al micrófono.
Alicia: Anda, súbete el pantalon que bastante has hecho el ridículo.
Roberto: Con lo buena que estás debes de ser muy exigente, pero seguro que te vas con cada subnormal de discoteca.
Alicia: ¿Alguna vez te han dicho que continúas siendo un crío de doce años?
Roberto: Lo sé, si para mí no es ninguna novedad.
Alicia: Bueno a lo que iba. El otro día escuché a dos mujeres follar en casa de Manuel y Gemma y Manuel no es una mujer. Así que deduce
Roberto: Joder, (Con un tono sarcástico) pensaba que la única cotilla del edificio era Gemma. Pero a ver, tú eres de pensar mal y de no acertar nunca, ¿Estás segura de eso?
Alicia: ¡Que sí! Se escuchaba gemir a las dos, ahí haciendlo, además  Manuel a esas horas está pasando consulta.
Roberto: Coño, me das miedo, ya no voy a cagar tranquilo.
Alicia: Madre mía, como se entere Manuel.
Roberto: (Disimulando) ¡Claro! eres una guarra.
Alicia que lo ha escuchado no deja continuar a Roberto
Alicia: Y tú un gilipollas.
Roberto: No, no... A ver, quería decir que por eso nos has contado lo de los  vecinos, para que Gemma se sintiese mal.
Alicia: Si lo de los antiguos vecinos es verdad. No me vengas con tu no   capacidad de deducir.
Roberto: ¿Te puedo hacer una pregunta?
Alicia: Claro, dime.
Roberto: ¿Cuánto tiempo lleva eso reseco?
Alicia: Imbécil.
 Roberto: Pues el otro día, Manuel me contó que sospecha algo y, sinceramente,va muy bien encaminado.
Alicia: Otro matrimonio roto. ¿Qué podemos hacer?
Roberto: Yo ahí no me voy a meter, paso de que me salpique.
Alicia: Pues yo me veo en la obligación de decirle algo a Manuel.
Roberto: Tú lo que quieres es calzarte a Manuel.
Alicia: A parte.
Roberto: ¿Y tú te consideras amiga de Gemma?
Alicia: Que hubiese pensado bien las cosas, eso no se hace a un marido.
Roberto: Mira que eres mala persona.
Suena el móvil de Roberto.
Roberto: Discúlpame un segundo Alicia. (Coge el móvil y se pone a hablar) Hola Javier, vale pásate entonces pasate pasado mañana por la tarde que la tengo  libre, te espero en el hall del edificio, venga nos vemos.
Alicia: ¿Quién es Javier?
Roberto: Un paciente de Manuel que va a venir a vi... Pero, a ti que te importa.
Alicia: ¿Vas a traer a vivir a tu casa a un loco?
Roberto: Total, te tengo a ti de vecina.
Alicia: Vas a vivir toda tu vida solo.
Roberto: (Como un crío pequeño) Pues mira, mañana se va a venir Javier a vivir conmigo, así que tan solo no voy a estar.
Alicia: Contigo no se puede hablar.
Roberto: Y contigo al lado no se puede hacer nada, en seguida estás contándoselo a alguien.
Se escucha una sirena de bomberos que para al lado del edificio de Espoz y Mina. Alicia sale corriendo al balcón de casa de Roberto.
Alicia: Los bomberos qué habrá pasado.
Roberto: Vete y luego me lo cuentas.
Alicia sale corriendo de casa de Roberto sin despedirse y sin cerrar la puerta.
Roberto: Estar tan buena tiene sus defectos, vaya una loca.           
Mientras cierra la puerta de su casa se va corriendo el telón.

jueves, 20 de septiembre de 2012

La noche del insomne: Escena I

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El primer acto de mi primer guión teatral ya está terminado. Os dejo la primera escena.

              En la terraza del edificio “Espoz y Mina” todas las noches desde hace seis meses sube un hombre (Roberto) de unos treinta y pocos años a meditar y de vez en cuando a ensimismarse con el cielo contaminado por la luz de la ciudad.
 ACTO I
          Escena I: Los pirómanos, la mujer del psicólogo y el insomne borde.
Roberto está apoyado en la barandilla de la terraza del edificio (Situado en la mitad del escenario)
Roberto: ¡Joder! Otra noche que no puedo dormir, no sé qué hacer ya. ¡Ni pastillas ni pollas!

Entra por la derecha Manuel (Vecino de Roberto y ejerce de psicólogo en una consulta que tiene en otro edificio heredado de sus padres).

Manuel: Buenas noches Rob ¿Qué tal va todo?

Roberto: Pero... ¿Por qué tienes que llamarme Rob? Sabes que lo odio y tú erre que erre con la puta mierda de abreviarme el puto nombre.

Manuel: Veo que va genial la noche. ¿Te puedo pedir un favor?

Roberto: Bueno, mientras no sea dinero o algo sexual.

Manuel: ¿Te acuerdas de Javier, el profesor de filosofía que viene a mi consulta?

Roberto: ¿Al que en lugar de tener alumnos tiene pirómanos?

Manuel: Ese mismo.

Roberto: Sí, recuerdo ¿Qué le han quemado está semana?

Manuel: La bicicleta, supongo que la semana que viene serán los pies. Bueno, a lo que iba tío, Javier quiere mudarse de piso y está buscando uno por esta zona y, claro, tú estás buscando un compañero de piso, ¿No?
  
Roberto: A ver. Sé que eres psicólogo y lo tuyo es comer la cabeza a la gente, pero cuando hablamos, tú pasas de mi o qué. Te dije una compañera no un maromo al que le queman las cosas. (Pensativo) Y a saber qué mierdas tendrá en la cabeza.

Manuel: Se dice neuras.

Roberto: Se dice como me sale de los huevos.

Manuel: Venga, que es un buen tío. Sólo quiere que le dé la baja para pillar unas vacaciones e irse unos días de viaje con su novia.

Roberto: Y estarás esperando a que los pirómanos de sus alumnos vayan a la manifestación contra los recortes de educación y le prendan fuego a su profesor en plan protesta, en lugar de darle la baja y salvarle la vida. Como se nota que te faltan trastocaos en la consulta.

Manuel: Roberto, hazme el favor.

Roberto: Vale, que se pase el jueves que viene por la tarde a eso de las siete y media. Y como vengan los pirómanos que tiene por alumnos y quemen algo del edificio la culpara será únicamente tuya.

Manuel: Sí, sí, sí, las culpas para mí, perfecto, mañana llamaré a Javier y le diré que venga el jueves que viene. Bueno tío, me marcho para casa ya que es tarde.

Roberto: Oye, espera un segundo. ¿Qué tal con la parienta?

Manuel: ¡Hostias! Jodido, lleva unas semanas rarísima, no sé qué le pasa, está muy fría conmigo y cada dos por tres está quedando con una amiga suya para irse de compras o salir por ahí... Menos con el sexo, que continúa igual.

Roberto: Seguro que van a una pensión de la mala muerte a hacer la tijera. ¡Fijo!

Manuel: Ni de coña. Yo la tengo bien satisfecha en todo.

Roberto: A lo mejor está contigo porque eres lo más parecido a una mujer con lo que puede estar. Piénsalo.
  
Manuel: ¡Qué no, joder! No digas esas cosas. A Gemma no le gustan las mujeres.

Roberto: Sí, eso decía mi compañera del piso de estudiantes. Hasta que le quito el felpudo al vecino del último. El tío destrozado, con dos hijos pequeños. ¡Náh! La cara de tonto que se le quedó y el percal en su casa ni te digo. Y Tú cara de tonto ya tienes, ahora sólo te faltan los niños.

Manuel: ¡Qué agonías que eres! No sé para que te cuento mis preocupaciones. Eres lo peor.

Roberto: Porqué dar consejos todo el mundo lo puede hacer y algunos sin cobrar.

Manuel: (Para sí mismo) Y encima, el tío tiene guasa. Macho, normal que estés solo.

Roberto: Soy demasiado guapo para ellas y según para tú mujer también soy demasiado guapo para ti, ¡Eh, truhan!

Manuel: ¡Qué no soy afeminado! ¡Y qué perra tienes con que mi mujer es lesbiana! ¡Qué no lo es! Coño, ¡Qué no lo es!

Roberto: ¡Ssshh, calla! Que la gente está durmiendo y tú aquí venga gritando como un energúmeno.

Manuel: Tú siempre tomándote las cosas a broma.

Roberto: Te sonará estúpido que lo diga yo, pero no te emparanoies, son tonterías que te hacen la picha un lío. Déjate de amargarte, Gemma te quiere.

Manuel: Ya, pero es que lleva unas semanas rara, no sé si he hecho algo mal o qué.

Roberto: Seguro que te habrás dejado de depilar y tanto pelo a tu mujer le recuerda a un hombre.

Manuel: Vete a tomar por saco. ¡A le! Buenas noches, el Jueves que viene irá Javier a ver el piso.

Roberto: Muy bien, buenas noches, nos vemos.

Manuel se va por la derecha y Roberto queda solo en escena.
  
Roberto: A veces estar solo es mucho mejor, te olvidas de ciertas tonterías. (Roberto mira hacia el cielo) ¡Puta mierda! No se ve una sola estrella con tanta luz. (Saca el móvil para ver la hora) Bueno, son casi las cuatro y media voy a ver si me compro algo en la teletienda o me predicen alguna desgracia.

Roberto sale por la derecha. Se cierra el telón.

domingo, 16 de septiembre de 2012

El bosque

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Él intentó recordar los nombres de los lugares de aquel majestuoso bosque, donde Él y Ella solían ir cuando eran jóvenes, pero era incapaz de recordar. Además, tampoco se acordaba del efecto tranquilizador que tenía sobre Él aquel paisaje de ensueño. Ya habían pasado muchos años desde su última visita al bosque. Él se dio cuenta que cuando se envejece, el tiempo pasa más rápido. Durante muchos años, perdió el tiempo temiendo a la muerte, se bloqueaba y no disfrutaba de la vida que tenía junto a Ella, hasta que un día Ella enfermó y jamás lo recordó, entonces fue cuando supo lo que era sufrir por otra persona y no ser reconocido por Ella.

El último día de vida de Ella se encontraba lúcida y recordaba la cara de Él, Él entre lloros la miró a la cara y Ella lo abrazó y en un silencioso susurro le dijo "Todavía estoy aquí para amarte aunque mañana no este, siempre me encontrarás en tu corazón". Él sintió el último toque de su piel fría, tan dulce y dolorosa como su último susurro "Siempre en tu corazón".

Él decidió enterrarla en el bosque justo donde Él y Ella se encontraron por primera vez. Al enterrarla el bosque enmudeció y el silencio reino durante horas. Él decidió pasar la noche junto a Ella en silencio, esperando una respuesta desde lo más profundo de la tumba. Aquella noche una espléndida luna llena les acompaño durante toda la noche, embelleciendo el recuerdo de Ella. Él se tragó el dolor a pesar del sabor y abandonó el bosque.

Desde entonces Él olvidó el bosque para recordar a Ella y Ella se convirtió en el lugar de paz para Él
 

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